Fotografía: Lorena Montiel

 

Con la existencia de aproximadamente 300 asentamientos irregulares, el municipio de Tizayuca presenta una grave problemática en la prestación y otorgamiento de servicios, sobre todo de primera necesidad como son energía eléctrica, drenaje, agua potable y pavimentaciones, lo que también lo coloca con un alto grado de pobreza en alguna de sus regiones.

Esta situación se origina tras la necesidad que tiene la población en situación de extrema vulnerabilidad de adquirir un patrimonio para sus familias, lo que las ha llevado a ser víctimas de engaños e incluso en ocasiones a perder el poco dinero con el que cuentan para comprar un terreno en el que buscan asentarse, lo que los lleva a formar parte de muchos asentamientos irregulares donde la carencia de servicios son notorios a simple vista y demuestra la ínfima calidad de vida que tienen.

La realidad de estos aproximadamente 300 asentamientos irregulares, se traduce en la existencia de más de 4 mil lotes, mismos que han sido adquiridos de una década atrás a la fecha, tiempo en el que se inició la construcción de estos densos asentamientos que abarcan a comunidades o individuos albergados en viviendas autoconstruidas bajo deficientes condiciones de habitabilidad.

Dichos asentamientos irregulares se localizan en las comunidades de El Carmen, Emiliano Zapata, El Pedregal y Huitzila, todos localizados en el norte del municipio, en terrenos marginados donde sus carencias son palpables a simple vista.

Nueva Unión, Ampliación Nueva Unión, Felipe Reyes, Bosques del Carmen, Valle del Carmen, Nuevo México, Las Margaritas, El Mezquital, Los Pirúles, San Fernando, Centenario, Renacimiento, Jacarandas, La Peña, Heberto Castillo, Palo Dulce, San Mauricio, Ampliación Miguel Hidalgo y muchas nombres más, forman parte de los asentamientos irregulares que existen en el municipio de Tizayuca y que no tienen legitimidad, ni estudios de impacto urbano, ambiental y no pagan derechos de subdivisión al municipio, pero que si requieren y exigen servicios básicos.

Cabe destacar que muchas de estas familias han sido “arropadas” por algunas organizaciones como la UNTA, Antorcha Campesina y la UFIC, entre otras, que a cambio de protegerlos y apoyarlos, les exigen su asistencia a las marchas, plantones y demás movilizaciones que realizan para sus fines políticos.

En estos sitios, no hay calles pavimentadas, mucho menos trazadas o definidas, los caminos son los que el tiempo y los pocos habitantes han hecho con su andar diario; no hay transporte que puede movilizar a la gente a sus trabajos, a la escuela, ni a sus necesidades básicas como la compra de sus alimentos, ya que en estos sitios no existen mercados, tianguis, ni siquiera pequeñas tiendas donde puedan comprar agua.

Es impresionante ver cómo ellos construyen sus viviendas, algunas con block y cemento, cuando hay dinero aseguran, otras con block sobre puesto, otras de láminas y algunas más de cartón con techos de plásticos y pisos de tierra.

Pobreza y desolación para algunos, pero para otros esto es su patrimonio, el lugar en el que ya no pagarán renta y podrán vivir de forma tranquila, aunque con carencias, pero suyo.

 

SJA