Fotografía: Emmanuel Castañeda

Tras la aprobación del Senado de México de la despenalización de la mariguana para uso recreativo y terapéutico, los obispos de la Provincia Eclesiástica de Hidalgo rechazaron esta iniciativa, pues argumentaron que los narcóticos perjudican gradualmente la salud de las personas incluso llegan a comprometer su vida.

Al emitir su pronunciamiento afirmaron que la Iglesia busca el bien integral de todos, por ello, invitaron a los hidalguenses a reflexionar y tener conciencia de que la legalización de la mariguana no es la solución para frenar este mal, ni para los consumidores ni para quienes la venden de manera ilegal.

De manera conjunta exhortaron a todos los ciudadanos a poner atención en las consecuencias nocivas para la salud que trae el consumo, además de que afectarían el bien común de las familias y de la sociedad.

«Vemos una señal de una política de estado que ignora al débil y descarta a quienes deberían ser más tutelados”, señala el comunicado de los obispos responsables de la Comisión: Familia, Juventud, Laicos y Vida y la Dimensión Episcopal de Salud.

“La legalización de un estupefaciente, sea este u otro, significa voltear la vista e ignorar las necesidades reales de la sociedad, y más aún en el contexto actual de la pandemia de COVID-19, la crisis económica y la crisis de inseguridad”, argumentaron.

Ante este contexto, lanzaron un llamado especialmente a los adolescentes y jóvenes a no dejarse llevar por la permisividad levantada por estas normas que permiten “narcotizar a la ciudadanía”.

Hicieron un exhorto a la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo y a la Secretaría de Salud estatal a que propongan campañas de información acerca de las adicciones y de las consecuencias de los narcóticos y otras sustancias en la salud, para favorecer la conciencia y la acción responsable.

De igual manera, acusaron que los esfuerzos que han hecho tanto las autoridades de salud y civiles en el mundo para frenar el COVID-19 han sido insuficientes, aunque dijeron que es responsabilidad de todos contener el virus, aplicando las medidas de bioseguridad dictadas por las autoridades sanitarias.

 

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