Fotografía: Especial
El presidente ruso Vladimir Putin celebró el jueves el «éxito» de sus tropas al tomar la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sureste de Ucrania; descartó un asalto final a la zona industrial donde se atrincheran los últimos resistentes y ordenó sitiarlo.
Después de 50 días de bombardeos intensos y de destruir un 80% la infraestructura de la ciudad, la ciudad portuaria cayó.
«Se tiene que pensar (…) en la vida de nuestros soldados y oficiales, no se tiene que penetrar en esas catacumbas y arrastrarse bajo tierra», prosiguió, refiriéndose a los refugiados en Azovstal. «Bloqueen toda la zona de tal forma que no pase ni una mosca», ordenó Putin.
Horas más tarde, el ministerio ucranio de Relaciones Exteriores pidió un corredor humanitario «urgente» para evacuar civiles de la gran acería de Azovstal, donde se refugian civiles y militares ucranianos.
“Las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa y las milicias de la república popular de Donetsk han liberado Mariúpol, lo restos de las formaciones nacionalistas se refugiaron en la zona industrial de la planta Azovstal”, dijo el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú.
Se trata de un área fuertemente fortificada. Sus instalaciones abarcan una superficie de once kilómetros cuadrados y cuentan con túneles y búnkeres subterráneos que dificultan su toma.
Aunado a esto, el diario estadounidense ‘The Washington Post’ ha revelado en una entrevista con Vlad Perovskyi, médico forense en Kiev, que las autoridades ucranianas se están viendo obligadas a apilar los cadáveres de aproximadamente 21 mil soldadores rusos, abandonados por su propio ejército, en camiones frigoríficos.
Debido a la “sobrepoblación” de las morgues de la ciudad capitalina que no cuentan con una capacidad de esa magnitud; sumando los cuerpos de los propios ucranianios.
YOG