Fotografía: Especial

 

Durante la madrugada en Turquía y Siria un terremoto alcanzó una magnitud 7.8 en la escala de Richter, lo que causó más de 3 mil 600 muertos y redujo miles de edificios a escombros, además dejó a su paso 15 mil 500 heridos.

Un segundo terremoto, que golpeó este lunes el sureste turco, registró una magnitud de 7.5.

De acuerdo con diversas agencias, queda un gran número de personas entre los escombros de los más de 3 mil 500 edificios que se derrumbaron debido al primer sismo y las violentas réplicas.

En Siria el número de víctimas alcanza las mil 141, en tanto que el ministerio de Sanidad reportó 593 muertos y más de mil heridos; mientras que en la zona del noroeste que está en manos de los rebeldes enfrentados al Gobierno de Damasco, los muertos ascienden a 700, según información de las fuerzas de rescate citadas por Reuters.

«La situación es muy grave, muchas personas siguen todavía bajo los escombros de edificios», declaró el cirujano Majid Ibrahim, desde el hospital Al Rahma de la ciudad siria de Darkush.

El movimiento se sintió también con fuerza en los países vecinos, entre los que se encuentran Líbano, Israel, Chipre y Jordania.

La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) recordó este lunes que en estas áreas opositoras, “fuertemente” afectadas por el terremoto, residen 4,1 millones de personas que dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir, y que son en su mayoría mujeres y niños.

Los terremotos ocurren en una región donde hacía más de 200 años que no había un sismo de estas magnitudes y ni siquiera ha habido en este tiempo alguna señal de advertencia, por lo que el nivel de preparación es menor que en una zona que esté acostumbrada a temblores.