Fotografía: Cris Huerta

 

Cada 2 de febrero, fieles católicos mantienen viva la tradición de vestir al Niño Dios y llevarlo a la iglesia para ser bendecido en el Día de la Candelaria.

En Pachuca, la iglesia de La Asunción es uno de los templos más concurridos por devotos que acuden con sus imágenes, algunas de ellas con décadas de historia familiar.

Doña María Hernández, quien desde niña ha participado en esta celebración, explica el significado detrás de esta costumbre.

“Vestimos al Niño Dios porque es una forma de honrarlo y agradecer por los favores recibidos. Además representa su presentación en el templo, como lo hizo la Virgen María hace más de dos mil años”, comenta.

Sobre los atuendos que utilizan, menciona que la elección depende de la devoción de cada persona: “Algunos lo visten de Divino Niño, San Judas Tadeo, el Sagrado Corazón de Jesús, e incluso hay quienes lo visten como médicos o angelitos, según la promesa que hayan hecho”.

La tradición en su familia se ha mantenido por generaciones: “Este Niño Dios era de mi abuelita, ella lo heredó a mi mamá y ahora yo lo cuido. Tiene más de 45 años con nosotros, por eso es tan especial”, cuenta con orgullo.

Cada año, doña María y su familia llevan su Niño Dios a la Iglesia de La Asunción, donde participan en la misa y la bendición.

“Es un momento muy bonito porque nos reunimos con la familia, llevamos los tamales y recordamos a nuestros seres queridos que nos inculcaron esta tradición”, concluye.