Fotografía: Especial
Mientras la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, declaró a la región de Tula como prioritaria para su rescate ambiental, la realidad sobre el terreno evidencia lo contrario.
La refinería Miguel Hidalgo, operada por Petróleos Mexicanos (Pemex), continúa siendo el principal generador de contaminación en esta zona de Hidalgo, poniendo en duda los esfuerzos anunciados por el gobierno.
Desde el pasado sábado, miles de litros de hidrocarburo han sido vertidos en el afluente del río Tula, lo que ha generado alarma entre los habitantes del municipio.
En redes sociales circulan videos que muestran la magnitud del derrame y su impacto ambiental, denunciando la gravedad de la situación.
La alcaldía de Tula informó que la sustancia corresponde a una emulsión de combustible, derivada de una falla eléctrica en la refinería.
Recientemente, la titular de la Semarnat, Alicia Bárcena, inauguró un centro de monitoreo ambiental operado por la Universidad Tecnológica Tula-Tepeji (UTT), con el objetivo de vigilar a más de 100 empresas que descargan contaminantes en el río.
Aun así, la refinería sigue vertiendo sustancias tóxicas, evidenciando que las medidas actuales no han sido suficientes para proteger a las comunidades y el ecosistema.
Tula es considerada una de las regiones más contaminadas de México, y la persistencia de estos vertidos plantea interrogantes sobre la efectividad de la supervisión ambiental y la responsabilidad de Pemex ante los daños ocasionados, mientras miles de familias viven los efectos de la contaminación diariamente.
KNM