Vámonos todos a la Feria de San Francisco

 

El origen de la feria de San Francisco se pierde en la bruma de los tiempos, la nota en un juicio criminal del 8 de octubre de 1698, permite saber que en esos años se celebraba ya en las afueras del templo, construido por los franciscanos a finales del siglo 16.

Sin embargo la tradición cobró importancia, a raíz de que el Conde de Regla, estableció en el último tercio del siglo 18, la costumbre de organizar una peregrinación con sus operarios, para agradecer al Santo de Asís, las grandes cantidades de plata extraída de la célebre veta Vizcaína.

Partía el Conde, de Huascazaloya –hoy Huasca– el 3 de octubre y durante aquel día el contingente se iba acrecentado, hasta llegar al monasterio pachuqueño al amanecer del día 4. Ahí, los frailes le esperaba fuera del templo a su benefactor y tras entregarle las llaves del monasterio, le solicitaban les permitiera vivir en el convento un año más. Romero de Terreros, abría las puertas en signo de aceptación y daba su permiso para que continuaran su labor apostólica.

Murió el Conde, pero no así aquella tradición, que fue reconocida oficialmente, el 3 de septiembre de 1868 por José María Martínez de la Concha, gobernador del Estado de México. Han transcurrido 150 años, y la aunque feria ha cambiado de sede en repetidas ocasiones, su esencia sigue siendo la misma que le inspiró siempre, aunque hoy su sede se encuentre muy lejos del atrio del templo.

A mediados de la centuria pasada se efectuó en el antiguo estadio deportivo –hoy Escuela Normal Benito Juárez– ubicado en las calles de Pino Suárez y se le dio el nombre de Feria Comercial, Industrial, Agrícola y Ganadera. Más tarde, se efectuó, en el terreno baldío que había donde hoy se encuentra el palacio de Gobierno, en otro momento se efectuó en los terrenos que había alrededor del antiguo Lienzo Charro Nicolás Romero, etapa en la que se le denominó Feria de Caballo –antes que la de Texcoco– de donde pasó a sus primeras instalaciones propias, ubicadas donde hoy se encuentra el Congreso del Estado y diversos tribunales del Poder Judicial Hidalguense, hasta principios de la última década del siglo XX en que paso al lugar donde hoy se celebra.

Es así que el nombre del Santo de Asís, significa para los pachuqueños y para miles de hidalguense, fiesta y jolgorio popular, ese que viviremos durante las siguientes tres semanas. Vamos todos ¡A LA FERIA DE SAN FRANCISCO¡

 

Imagen de un cartel de la feria San Francisco en 1956

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SJA