LAS MONJAS DE MINERAL DEL CHICO
Cuenta la leyenda que a mediados del siglo 19, cuando Mineral del Chico vivía su más importante bonanza minera, dos bellas jóvenes habitantes de aquel lugar tuvieron un desliz pecaminoso, que motivó la furia de sus padres quienes ordenaron fueran recluidas como religiosas en conocido convento de la ciudad de México, de donde se fugaron.
Mas resultó que los indignados progenitores de las novicias les encontraron y mandaron encerrar en la iglesia del pueblo, para que purgaran sus culpas, para lo cual se cortó toda comunicación de las recluidas con el mundo exterior.
Pero una noche, cuando todos dormían, las audaces mujeres lograron fugarse; escalaron los altos muros del templo y salieron por la bóveda de donde bajaron por la escalera del campanario, sigilosas atravesaron el pueblo y se internaron en el monte.
Saltaron arroyos, cruzaron cañadas escalaron peñascos, a veces animosas o bien arrepentidas de su fuga hasta que el nuevo día las sorprendió en la cúspide del monte. Allí, exhaustas y hambrientas, postradas de rodillas, decidieron pedir perdón y protección divina pero cuenta la conseja que quien se apareció fue el mismo Lucifer, quien les obligó a seguirlo.
Aterrorizadas, siguieron orando, hasta que, una centella seguida de gran estruendo fulminó su cuerpo y las convirtió en inmensas moles de granito. No había nubes, decían los lugareños pero el tremendo ruido de la inexplicable centella ensordeció a todos los habitantes del antiguo Real y les obligó a dirigir la mirada al sitio donde los monolitos se erguían ya, como testimonio de lo sucedido.
Algunos piadosos lugareños decidieron llevar hasta el lugar a la santa imagen de “La Niña” (pequeña imagen de la Virgen de la Purísima Concepción) pero se dice que tan pronto iniciaron la ascensión empezaron a escuchar, ayes lastimeros, azotes, rugidos de fieras, arrastrar de cadenas y de piedras que se desprendían de la montaña.
Pronto se percataron de que la virgen “Niña” no les acompañaba ya, que el tameme que le llevaba en sus espaldas juraba que no había sentido que la imagen cayera.
Buscaron afanosamente la imagen hasta que la hallaron en una hendidura formada en medio de los inmensos monolitos del transformado cuerpo de las mujeres, lo que fue tomado como signo de salvación y se dice que cuando alguien comete una gran falta puede ir a espiarla en aquellas escarpadas rocosas que todo mundo conoce como las Monjas.
Mineral del Chico en el año de 1918
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SJA