Fotografía: Especial

Brandon R. un niño de 13 años que trabaja de limpia parabrisas para pagar los medicamentos de su papá que tiene quemaduras en el cuerpo, es uno de los múltiples “niños de la calle” que labora para sacar adelante a su familia en las vialidades de Pachuca.

Por razones de protección de identidad fue cambiado el nombre del menor, quien fue uno de los  entrevistados que trabajan en Río de las Avenidas limpiando las ventanas de los autos con el fin de ganarse una moneda para poder comer y para sostener su familia.

Brandon R. con la mirada triste y un poco apenado explicó que tuvo que salirse de la escuela para poder ganar dinero y ayudar a su papá quien se encuentra en cama, por las mañanas también se dedica a trabajar de “monta cargas”.

“Gano como 300 pesos al día, también mi mamá y mi hermano trabajan para conseguir el dinero porque luego no nos alcanza, a veces la gente en Pachuca es grosera, apenas voy empezando este trabajo”, explicó con timidez.

Cabe señalar que Brandon no tenía un aspecto “de la calle” es decir, su aspecto era limpio al igual que su cara blanca, pues no mostraba rasguños o marcas, aunque su semblante así como su sonrisa eran melancólicos. El pequeño no quiso dar detalles de su vida debido a que es muy introvertido, tan solo reveló lo anterior.

Aunque recientemente, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social de Hidalgo (STPSH) reveló que se han detectado más de 50 casos de niños que trabajan en los semáforos de Pachuca y Mineral de la Reforma, la realidad es que son pocos los menores que son reivindicados o beneficiados de alguna forma.

Tal es el caso del testimonio de Raúl Pérez quien comenzó a trabajar en las calles desde los 12 años y actualmente tiene 16, el como muchos, se salió de su vivienda en la comunidad de Cubitos y se dedicó a limpiar parabrisas.

Sin embargo con el paso de los años empezó a caer en drogadicción como las “monas”  y la mariguana, Raúl quien creía en la Santa Muerte decidió reivindicar su camino y se regresó a la religión católica y también dejo las drogas.

“La vida en la calle es muy difícil, yo solo estoy trabajando pero ha habido veces en que me han querido atropellar una vez me pisaron los pies con las llantas y se arrancaron, lo hacen de maldad”, comentó.

Raúl comentó que tiene amigos que desisten de laborar en las carreteras de la ciudad y optan por vender droga o dedicarse a actos ilícitos con el fin de conseguir dinero fácil.

Finalmente Carmen una chica de acento indígena, de 15 años de edad comentó que desde muy niña trabajó limpiando los para brisas, sin embargo actualmente tiene un novio que le ayuda y entre los dos salen adelante.

 

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