Calle de Hidalgo en 1917
Una de las esquinas de mayor trajín comercial en el Pachuca de ayer, fue sin duda la que se forma entre las calles de Hidalgo y Ocampo, fotografiada aquí en el año de 1917, en pleno auge de la actividad minera.
Muchas cosas pueden destacarse en la toma fotográfica, en primer término, destaca en el margen izquierdo, la sucursal de la afamada sombrerería Tardán, instalada en lo que fue la primera casa de don Pedro Romero de Terreros, Primer Conde de Regla, su hijo el segundo Conde construiría, años después la llamada Casa Colorada –hoy escuela Vicente Guerrero–.
En segundo lugar, en el margen contrario puede apreciarse la que en aquellos años se conocía como “Plazuela del 5 de Mayo”, asiento de vendedoras de tamales encuerados y atole champurrado y sitio donde también se encontraba una de las obligadas paradas del tranvía urbano de la ciudad, hoy ese lugar se encuentra ocupado por diversos comercios.
Al centro puede verse en toda su magnitud la llamada “Cuesta China” que es la calle de Ocampo, por muchos años camino obligado a Real del Monte, vía la garita de la “Cruz de los Ciegos” allí en el cruce de esta arteria con la calle de Morelos –otrora calle Derecha– se encuentra la tienda de abarrotes “EL Lazo Mercantil” establecida en ese sitio desde finales del siglo diecinueve, la que aún continúa abierta en nuestros días.
Otro detalle interesante es que el edificio del hotel “San Carlos” primero de dos pisos en el margen derecho, aún conservaba su estructura primigenia, modificada precisamente a finales de aquel año al agregársele un piso más como continúa hasta la fecha.
Finalmente, como podrá apreciarse, el alumbrado público del Pachuca de aquellos años, se realizaba mediante luminarias de pila de carbón, colgadas a media calle, pilas que debían sustituirse semanalmente para ser cargadas en el Corral de Consejo, de modo que periódicamente debían descolgarse para hacer la operación de recambio, lo que suponía subir al poste, destensar el cable para que bajara la lámpara y se hiciera la operación.
En la fotografía que hoy presentamos, puede verse al empleado del Ayuntamiento Pachuqueño, encaramado en el poste de la acera izquierda, cuando tensaba después del cambio de pila, a la luminaria correspondiente, ello, ante la displicente mirada de quienes deambulan por la calle de Ocampo, acostumbrados ya a esa circense operación. ¡Así era la vida de aquel, nuestro Pachuca!
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SJA