Fotografía: Especial

«No soy tan feliz», fueron las palabras de Apolinar Pérez Rodríguez, un hombre de 59 años, que desde hace 12 años lanza llamas en un transitado bulevar de la cuidad capital.

Por la mañana y la noche ocupa el semáforo en el bulevar Nuevo Hidalgo para llevar el sustento a su hogar.

A las 6:00 de la mañana y las 20:00 horas, Apolinar llega a este punto para ofrecer un espectáculo de fuego a los automovilistas.

Este hombre de edad avanzada se ha convertido en el dueño del fuego nocturno que ilumina cada noche la avenida, ya es conocido como el Dragón de Pachuca.

Espera que el semáforo se ponga en rojo, se prepara, empapa su antorcha con combustible, mete diesel y gasolina en su boca para después escupirlo en forma de fuego.

Antes, saluda a su público, para atraer las miradas de los ocupantes de los vehículos, escupe cerca de 5 veces, apaga la antorcha ardiente con sus manos y camina hacia los carros para que le den dinero.

Su esposa de 54 años y su hijo de 18 años conforman su familia, por ellos, cada día sale a la calle para ganarse la vida.

Por su edad, asegura que es difícil que pueda ingresar a un empleo formal, aunque dice que no volvería a la albañilería, porque una ocasión se lastimó, lo que provocó que perdiera la fuerza.

Pese a los riesgos de su trabajo, como un repentino atropellamiento o una complicación a su salud por ingerir combustible, trabaja para obtener unos cuantos pesos para vivir cada día.

Hay alguna ocasiones donde sus ganancias superan los 200 pesos por turno, pero debe invertir 60 pesos para el diesel y gasolina.

Aunque no es tan feliz, dice estar orgulloso y satisfecho de su trabajo pues lleva un pan a su familia con la frente en alto.

A nadie le pido dinero, los automovilistas abren la ventanilla y me dan lo que ellos quieren, incluso hay espacios que no recibo ni un peso, cuenta.

Con una franela en el hombro que lleva consigo, para limpiar la gasolina que escurre de su boca y evitar accidentes, relata que la actividad de lanzallamas comenzó en China, entonces, con una carcajada que le salió del alma, expresó: “si en China lo hacen que son chafas, entonces por qué no hacerlo”.

Considera que hace bien su trabajo pues hay ocasiones que desde el interior de los autos le aplauden incluso recibe buenas propinas y regalos.

Con más de 18 exhalaciones en un solo trago, su mayor ilusión es romper un récord guinness y así poner en alto el nombre de Hidalgo.

Su familia quiere que deje de lanzar llamas porque aseguran que le puede desencadenar algún enfermedad, pero él necesita llevar el sustento a su hogar.

 


 

SJA