El Proceso de Cristo

 

Este 23 de abril celebramos el día mundial del libro y del derecho de autor, con ese motivo aprovecho para que una vez transcurrida la Semana Santa para la religión católica, se comente una obra que el Ddoctor Ignacio Burgoa Orihuela realizó sobre uno de los grandes procesos en la historia de la humanidad y que no por ello estuvo exento de grandes violaciones procesales; el proceso a cristo.

Se debe comentar que esta obra gestada desde el año de 1968, primero para un programa de radio y después para una grabación audio visual y hasta llegar a una obra escrita que destaca los aspectos jurídicos de los procesos históricos que se tienen referenciados en la vida de Jesucristo.

Para contextualizar lo anterior debe decirse que el debido proceso es el respeto a las reglas procesales que tiene establecidas cualquier procedimiento, es por ello que deben entenderse como las reglas del juego y que su violación acarreará alguna consecuencia en cada caso.

El Proceso a Cristo (Monografía jurídica sinóptica) es un libro de menos de cien páginas, dividido en cinco capítulos y un prefacio que nos adentra en el derecho penal tanto de Roma como el de los hebreo; es importante destacar que el imperio romano casi logró la conquista de todo el mundo conocido y que una de sus características para lograr lo anterior fue el respeto de las normas de los pueblos conquistados con algún tamiz de participación en algunos casos.

Así el proceso a Cristo se realizó en dos vertientes una religiosa bajo el derecho hebreo y otra jurídico-política bajo las leyes romanas. Los dos primeros capítulos de la obra en comento es una sucinta descripción de ambos derechos, para pasar en otros dos apartados a describir de manera particular como se hicieron dichos procesos según las fuentes históricas.

A decir de Burgoa Orihuela los principios que se vulneraron en el juicio a Jesús fueron: Publicidad, diurnidad, defensa, valoración de las pruebas, todas violaciones al derecho procesal, aunque el Sanedrín también lesionó derechos sustantivos como: no tener competencia para decretar la muerte de cruz y ordenarla por un delito religioso (blasfemia) que no existía en las normas romanas.

De manera sucinta expondremos cómo se presentó lo anterior: En cuanto a la publicidad, el proceso no se celebró en el ”Gazith”, sino en casa de Caifás, durante un horario nocturno, situación que vulneró el que fuera diurno como se exigía, aunque las fuentes de la obra señalan que tuvo como defensor a Nicodemus, no tuvo las garantías necesarias para su defensa, en cuanto a la valoración de las probanzas especialmente la testimoniales se puede decir que la acusación se fundó en testigos falsos, no se valoraron las contradicciones de los mismos y no hubo aportación de más testigos por tratarse de una pena capital. Ni tampoco fue objeto de revisión la sentencia por la naturaleza de la penalidad impuesta.

Por lo que se refiere al derecho romano las violaciones fueron en menor cantidad, pero de mayor trascendencia. Primero, la pena de muerte del pueblo conquistado era objeto de homologación; sin embargo, en el presente caso, fue cambiada la acusación, pues mientras para el tribunal hebreo el delito había sido la blasfemia en el romano se condenó por sedición.

Y aunque a los ojos de Poncio Pilato, no se actualizó delito alguno, su pensar político más que jurídico, lo llevó a realizar diversas acciones a la luz del derecho, pero de maneras equivocadas: 1) Al rehusarse a homologar, el tema quedaba en el derecho hebreo, pero siguió el proceso; 2) Pilato se declaró incompetente para enviar el proceso a Herodes, pero este le devolvió la causa para su resolución; y 3) Se valió de la festividad religiosa para salvar la vida del cristo, pero ni su flagelación conmovió al pueblo elegido.

El Proceso de Cristo es una obra que de manera seria y respetuosa de las creencias de cada quien, muestra el momento histórico en que se desarrolla el proceso y los personajes que en él intervienen, concluyendo con una serie de reflexiones jurídicas que ubican el juicio histórico a quien marcó el tiempo que hoy vivimos desde su existencia.

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SJA