La competencia
¿Debo tenerle miedo a la competencia? Es muy complicado pensar que seremos los únicos que venderán ese producto o servicio que estamos ofreciendo, pero aún así siempre nos da miedo pensar en la competencia. Nos aterra pensar qué va a ser de nuestra compañía cuando llegue el momento de competir.
Para poder competir solo se puede hacer por precio o calidad/servicio y es ahí donde debemos decidir en cuál nos queremos enfocar. Si es por precio debemos tener claro que habrá que ser los más baratos del mercado y así asumir los costos y consecuencias que esta estrategia conlleva.
Calidad/servicio es asumir que vas a dejar el alma para que todos los involucrados en el proceso se sientan tan parte de la compañía y que el producto o servicio entregado al cliente lleve todo ese esfuerzo y pulcritud que merece.
Sin embargo, hay una parte muy importante que a veces olvidamos: la competencia puede ser tu gran aliado. Si alguien se dedica a lo mismo que yo hago ¿quién más nos podría entender de la mejor manera? “La competencia”, al ser parte de la misma industria, entenderá mis problemas y me ayudará a encontrar las respuestas correctas. Es ahí donde debemos dar un giro y ver a la competencia como ese gran aliado como personas.
Para eso se necesita una competencia ética. Que los valores que nos rigen, nos hagan saber que si nuestro compañero tiene una venta debemos alegrarnos, apoyarlo y aprender; no ver cómo robarle el cliente. Inclusive, podemos ser aliados para atender a consumidores y aspirar a lograr ventas más grandes en equipo.
Entender que si compartimos información es para aprender, para incentivar la industria, para profesionalizarla y cada vez ser más fuertes. Cuando entendamos eso sabremos que podemos ser más grandes. Esto no es nuevo, por eso existen las asociaciones de lecheros, agencias de autos y de prácticamente todas las industrias, porque saben que juntos son más fuertes y sus necesidades son escuchadas al unísono por las autoridades.
Por eso cuando iniciamos una empresa no nos debe dar miedo contar qué estamos emprendiendo y qué estamos haciendo. De esta forma podremos encontrar personas que estén en la misma etapa que nosotros para que nos escuchen y así ayudarnos. Como en la columna anterior platicábamos de buscar socios que compartan valores, lo mismo pasa con estos aliados, deben ser personas que crean en lo mismo que nosotros, que quieran hacer las cosas bien.
SJA