LA EMPATÍA CON EL DOCENTE
El día de hoy hago una cordial invitación a la sociedad a no juzgar y a ser comprensivos con la profesión más noble del planeta: ser maestro.
Padres de familia sabemos que no les es del todo grato las clases en línea y seguramente a cada uno de los que somos docentes tampoco; sin embargo, es la estrategia que el gobierno, gracias a la pandemia del COVID-19, determinó para llevar a cabo la educación en el país, lo cual ha llevado a más del 45 % de docentes a empeñarse en entender y dominar aspectos tecnológicos donde no hay tanta apertura para la creatividad, innovación y espontaneidad que se vive en las aulas.
Encarecidamente hago un llamado a la sociedad para que sean pacientes, propositivos, empáticos y tomen en cuenta que por cada clase en línea, fuera de ella hay al menos dos horas de trabajo docente.
Días antes del inicio de clases, los docentes adaptamos la sala, el cuarto, la pared, cada quien a sus posibilidades, adornando para dar la bienvenida con el entusiasmo que nos caracteriza e incluso improvisando cómo sostener el teléfono para que no se mueva, quizá con un cojín, con una servilleta de papel, con lo que se tiene a la mano para evitar dejar de ser visto en la pantalla y no vayan a decir los papás que se ausentó y no les puso atención a sus tesoros.
Escuché tan malos comentarios el día de la entrega de libros de texto: que si las filas, que el horario no les acomodaba, que si podíamos más temprano, otros que si podíamos más tarde; como si la responsabilidad de sus hijos fuera la nuestra.
Y cómo no recordar a los padres de familia que sí fueron a hacer filas para comprar las cervezas y ahí la sana distancia no les preocupó ni la aglomeración de la que tanto alarde hicieron cuando se juntaban cuatro o cinco personas a recoger sus libros de texto gratuitos en las escuelas.
Recordemos que en las aulas no es lo que enseñamos, sino cómo lo enseñamos: el cariño con el que escuchamos, atendemos, orientamos, abrazamos y amamos a nuestros alumnos. Ésa es la diferencia de las clases presenciales.
No obstante con la falta de comprensión y empatía de los padres de familia, los docentes tuvimos que vernos ridiculizados y hechos a un lado por el secretario de Educación, el señor Esteban Moctezuma Barragán; al contratar deportistas muy destacados para impartir las clases de educación física y conductoras que pretenden tener vocación docente.
Me he dedicado todos estos días a ver las clases en los canales diversos de televisión y están transmitiendo programas de los años ochentas y noventas que daban en la telesecundaria.
Entonces en lugar de desperdiciar los recursos en pagarle a deportistas prestigiados que ¡¡NO SON MAESTROS!! deberían utilizarlos para invertir en planes y programas virtuales de calidad porque no coincide la cantidad de los 450 millones de pesos que pagaron por dicha actividad pedagógica, la cual además no ha tenido una evaluación que confirme su efectividad.
Así que por favor, respeten, valoren y agradezcan a los docentes el amor con el que se entregan a su profesión porque en sus manos está la formación del corazón de sus hijos.
Esther Vimartí
Coach Educativo
Faceboook: Mayte Vimartí
SJA