Gratitud a los docentes

 

Hoy, con la “nueva normalidad” y el retorno seguro a clases, nos piden extremas medidas de seguridad para evitar contagios, lo cual me parece formidable; sin embargo, con los cuidados sanitarios nos hemos olvidado de la inteligencia emocional.

Ciertamente como docentes se sabía que el retorno a las aulas no estaría nada fácil después de casi dos años de ausencia, y a pesar de ello se sigue adelante sin bajar la guardia en el servicio de nuestra vocación.

Que tristeza es ver cuando a pesar de que el docente hace todo lo posible por realizar su trabajo, los padres de familia lo responsabilicen de lo que a ellos corresponde. ¿Acaso no son sus hijos? ¿No son los padres de familia quienes tienen el deber de brindarles la educación?

Los docentes solo son un vínculo educativo, no son los padres de los menores y muchas veces actúan mejor que ellos.

Es una verdadera pena la falta de empatía que tienen algunos padres de familia con los docentes, culpándolos hasta de por qué el niño no comió el lunch o por qué ensució el uniforme.

Eso es poco con lo que en realidad sucede, a veces los docentes reciben gritos, humillaciones y malos tratos de parte de los padres de familia; por ello reitero que debemos estar atentos a las medidas sanitarias de la inteligencia emocional, porque pareciera ser que los docentes son los culpables de la falta de equilibrio emocional de los padres.

Vemos padres de familia justificar a sus hijos de por qué no hacen tareas, de por qué no siguen instrucciones, de por qué hacen berrinches, de por qué son voluntariosos y finalmente terminan culpando al docente.

El docente lo único que hace es su trabajo, mientras que muchos padres de familia no cumplen con la responsabilidad que quisieron adquirir a través de un hijo.

Ningún docente merece mal trato de parte de los padres de familia, aún con las áreas de oportunidad que pudiera llegar a tener.

Por ello, es importante que se tenga un plan de desarrollo personal óptimo a nivel de empresas, escuelas, oficinas de gobierno, porque no solo los padres de familia están sensibles, también los docentes, los administrativos y trabajadores; todos están viviendo la crisis de la pandemia, no solo los padres de familia.

Dejemos de responsabilizar a los docentes por lo que los padres de familia no hacen. Es tanta su culpa que si no la comparten con los docentes, explotarían, pero se olvidan que los docentes también tienen sentimientos, también tienen familia y una salud qué cuidar.

Los únicos educadores de los hijos son los padres. Nadie hará por ti lo que tú dejes de hacer.

Sean empáticos y regalen sonrisas de gratitud a los docentes, al final tus hijos recordarán a los docentes que formaron su corazón, y contigo estarán toda la vida.