Fotografía: Especial

 

 

El presidente estadounidense, Joe Biden, calificó a Vladimir Putin como un criminal de guerra por sus ataques contra Ucrania iniciados el pasado 24 de febrero.

A estas acusaciones, le siguieron autoridades de Reino Unido y de Europa, y por su fuera poco, La Corte Internacional de Justicia (CIJ), el máximo tribunal de la ONU, ordenó al gobierno ruso a suspender inmediatamente todas sus operaciones militares en Ucrania

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, señaló que el presidente “estaba hablando desde el corazón y en relación a lo que ha visto por la televisión”, esto posterior al ataque del hospital de Mariúpol, que dejó tres muertos, entre ellos una niña, y 17 heridos.

 

Además, la secretaria precisó que «un procedimiento jurídico seguía en curso en el Departamento de Estado» con respecto a una calificación legal de «crímenes de guerra» cometidos por Rusia.

 

La semana pasada, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) abrió un portal para contactar con testigos, tanto de Ucrania como de otros países en los que el tribunal tiene abierta una investigación, que puedan aportar evidencias de crímenes de guerra o contra la humanidad.

 

Hasta ahora, ningún funcionario internacional había utilizado los términos «criminal/crímenes de guerra».

 

Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que la declaración del presidente Biden era  inaceptable, «Consideramos inaceptable e imperdonable semejante retórica por parte del jefe de un Estado cuyas bombas mataron a centenas de miles de personas en todo el mundo».

 

YOG