Fotografía: Ángel Edel Peralta

 

Fue tras padecer cirrosis, por una bacteria que entró a su cuerpo, que José Eduardo Carmona, de 29 años, se hizo creyente de la Santa Muerte.

«Gracias a Dios y a mi Niña pues ya estoy otra vez bien, hasta caminando», afirmó.

Mientras se encontraba hospitalizado su esposa hizo la promesa de que si él se salvaba lo llevaría al santuario de la Niña Blanca, en la colonia Piracantos de Pachuca.

Para fortuna de su familia y de él sucedió el milagro y a partir de ese momento es uno de los fieles que desde Zempoala llegan a celebrar a la Santísima en fechas de Día de Muertos: «Estos días son los más importantes en el año».