Fotografía: Especial
El municipio de Pisaflores vivió una celebración de Día de Muertos llena de alegría y trabajo en equipo, ya que se logró hacer un zacahuil gigante de casi 8 metros de longitud por 45 centímetros de ancho.
Con la participación de 30 personas, entre ellas tres mujeres expertas en la preparación de este platillo, originarias de la cabecera municipal y de la comunidad Pie de la Cuesta.
Los preparativos comenzaron desde una semana antes, con la construcción del horno de piedra que ocuparon para la cocción de este zacahuil.
Para su elaboración destinaron las siguientes cantidades de ingredientes: 50 kg de masa de maíz, 40 kg de carne, entre pollo y cerdo; 20 kg de jitomate, 15 kg de manteca, 10 kg de chile guajillo, 1 kg de cebolla, 2 kg de sal y 1 kg de chile de árbol.
La tarde del viernes 1, las personas involucradas prepararon masa y colocaron en el horno el delicioso platillo, tradicional de Pisaflores, pero también de toda la Sierra Gorda y de la Huasteca hidalguense y potosina.
Al día siguiente, el presidente municipal Miguel Bahena señaló que la población se reunió en la plaza principal de Pisaflores para degustar el zacahuil gigante.
El motivo de este tipo de actividades es enriquecer las tradiciones y este Día de Muertos con un platillo típico de la región, así como como muestra gastronómica para habitantes y turistas, agregó el alcalde.
Aproximadamente 500 personas observaron la elaboración del zacahuil, desde el acomodado de hojas de plátano, hasta vaciar la masa y el amarre del zacahuil.
Además, 40 personas auxiliaron en cargar la preparación y poder meterla al horno; de ahí, otras diez jalaron para poder arrastrarlo, la cocción en tiempo aproximado fue de ocho horas y se dejó reposar por otras diez dentro del horno para mantenerlo caliente y después repartirlo entre locales y visitantes.
El director de turismo municipal, Senen Rubio, detalló que el zacahuil, en palabras simples, se puede decir que es un “tamal” enorme, pero con las siguientes características especiales.
La masa se elabora con maíz martajado (no molido completamente), lo que le da una textura más gruesa y rústica en comparación con los tamales comunes; a esta masa se le mezcla manteca de cerdo y se sazona con chiles.
Se rellena comúnmente con carne de cerdo o pollo, o una combinación de ambas, acompañada de una salsa de chile guajillo y chile puya (en una cantidad mínima), lo que le da un sabor especiado y ligeramente picante.
Tradicionalmente se envuelve en hojas de papatla y se cocina en hornos de barro, donde se cuece lentamente durante varias horas, lo que le da una textura suave.
FMS