La verdad nos hace libres

 

Dice la Sagrada Escritura que la verdad nos hace libres, ahora comprendo porque tenemos tantas ataduras.

Ataduras a las personas, a la tecnología, al marido, al novio, a las amigas, al celular, a las compras; es decir, no somos libres.

Por lo tanto, no podemos tener equilibrio para disfrutar plenamente de la vida; todo se nos hará poco, insuficiente y por eso vivimos frustrados, enojados, con envidias, críticas, destruyendo y viviendo sin armonía.

El ADN tiene el poder energético de contagio, se escucha un disparate, pero así es. Sus ondas recorren toda su estructura y esto lo liga a la mecánica cuántica; por tanto, estos sonidos son fundamentales para la replicación y transcripción de la biomolécula: si esto no está en armonía constante, deja de realizar su función.

De ahí la importancia de mantener un cuerpo equilibrado, en alimentarse bien, beber suficiente agua, evitar chatarras, menos grasa, más verduras; como también tener en cuenta lo que vemos: menos violencia, más documentales, cultura, entretenimiento sano y menos fantasías (de los pensamientos depende todo nuestro comportamiento).

Si eres de las personas que se la pasa viendo agresión, eso le das a tu mente y es lo que reproduce tu conducta; eso no es tu esencia, ni tu ADN, eso es solo la simple intoxicación que le estas dando a tu cuerpo que impacta en su desarrollo evolutivo.

Bastante interesante, hay que sonreír desde el corazón y entonces así podremos decir que estamos viviendo en el país de las maravillas, como Alicia y el conejo sabio que aparece en la historia.

Esto se logra a través de la verdad y no hay otra opción. No me refiero a la verdad como confesión, sino a tu verdadera verdad que consiste en ser íntegro, leal, empático, sensible y tener conciencia de para qué estás en este mundo.

Descubre el propósito del universo en ti y verás como tu vida se transforma en beneficio, prosperidad, abundancia y éxito.