Fotografía: Nelly Téllez

 

Visitar el municipio de Acaxochitlán, ubicado a poco más de 70 kilómetros de la capital hidalguense, es muy agradable; pero hacerlo en domingo cuando su plaza ocupa las calles del centro es toda una experiencia, pues quien desee hacerlo debe ir con el estómago vacío para probar la gastronomía que ofrece, sin dejar de lado que se puede disfrutar de la música, el color y su iglesia.

Todo el recorrido se presenta con cuadros intercalados de urbanidad y paisajes naturales, tiene sus matices, en unas ocasiones se presentan elementos que hacen más fuerte el panorama que queda atrás mientras se avanza hacia la fascinante y llena de vida plaza de Acaxochitlán que se instala cada domingo.

La plaza más que una fiesta parece una reunión familiar por lo cómodo que se siente cuando se escucha a los tríos huastecos que recorren y amenizan las calles alegrando la estadía. La comida no sólo invade la vista, sino también el olfato, los antojitos, vinos, licores y panes artesanales, cacahuates hervidos, sus elotes hervidos o en esquites, seducen los sentidos.

Quesos, requesón, crema y tortillas, alimentos que por su frescura el paladar cosquillea por el manjar que uno prueba; pero definitivamente si se quiere probar de todo, debe hacerse con moderación, porque después no hay espacio, ni siquiera un pequeño huequito en el estómago para el postre como helados o tartas de queso.

Los puestos son variados, están aquellos que venden ropa tradicional o moderna, puestos con productos hechos por artesanos y los que son producidos en serie, están los puestos de frutas; pero predominan los modestos puestos de pequeños productores que acuden a ofrecer sus productos cosechados a la vieja usanza.

Y su iglesia donde yacen el Señor del Colateral y Asunción de María, motivo por el cual el pueblo tiene dos ferias, la fiesta del Señor del Colateral se celebra a principios de mayo y donde se colocan tapetes en el suelo hechos de aserrín sobre las calles. Mientras que Asunción de María se festeja a principios de agosto junto con la feria de la manzana, donde se coloca un arco en la iglesia adornado con manzanas.

Así es un domingo de plaza en Acaxochitlán, donde se pueden adquirir productos frescos, ayudar a la economía de docenas de familias que su único sostén es la venta de blusas, vajillas de barro, platillos característicos de la región como molotes, guajolotes, pambazos, tacos, eso sí, todos preparados con productos de la región y se completa el círculo virtuoso.

 

Fotografías y video: Nelly Téllez

SJA