Un Congreso Constituyente y Constitucional

“El poder constituyente es el pueblo, en cambio los poderes constituidos son los creados por el pueblo en su constitución y generalmente son tres: ejecutivo, legislativo y judicial.”
Estudios Constitucionales, Jorge Carpizo

150 años han transcurrido desde que el Estado de Hidalgo se conformó para ser parte de la Federación Mexicana y con ello el inicio institucional de la nueva entidad federativa. Esta historia es interesante, pues acomodándose las voluntades políticas para su aparición, lo que venía era: ¿Cómo materializarse?

Es así que, rompiendo los tradicionales moldes constitucionales se conceptualizó un modelo legislativo de origen, donde en un solo ente se concentraran dos figuras: el órgano constituyente y el poder legislativo, mientras que los teóricos se empeñan por separar tajantemente ambas instituciones.

El llamado poder constituyente es una asamblea legislativa originaria, creadora del orden jurídico, ilimitada, que tiene la única función de crear la constitución y no gobierna por definición. En este sentido, en términos del Doctor Carpizo, un “congreso constituyente es una asamblea electa por el pueblo para que se redacte y promulgue una constitución”. Con ello el primer Congreso del Hidalgo fue una asamblea con doble naturaleza, por una parte, con la atribución de realizar la Constitución de la naciente entidad federativa y por otra la encargada de las leyes más urgentes para subsistir como un integrante de la federación en la realidad mexicana del momento.

Los poderes constituidos, por su parte, son poderes derivados de la constitución, creados por esta, limitados a sus competencias, con diversas funciones y son hechos para gobernar. Por lo tanto, creada una constitución, en esta se contemplan los poderes u órganos de gobierno cuyas facultades se encuentran regladas en el propio orden normativo supremo y aquellos deben sujetarse estrictamente a lo establecido, bajo el riesgo de incurrir en algún tipo de responsabilidad en caso de rebeldía; además que su función es precisamente realizar los actos de gobierno ya sea legislando, administrando o impartiendo justicia.

Como puede verse en la teoría constitucional, el congreso constituyente y el constitucional no pueden coincidir, pues mientras que el primero realiza la constitución y con ello da pauta a que surja el poder legislativo; el segundo requiere de un documento supremo para su existencia y se encuentra completamente sujeto a sus mandamientos. Lo anterior parece perfectamente aplicable al surgimiento de una nación, pero en el caso de constitucionalismo local, es viable esta doble naturaleza ya que si la Constitución General posibilita la creación de nuevos estados dentro de los ya existentes, un nuevo estado aparece, pero debe de complementarse con su configuración jurídica que resulta de un cuerpo legislativo que realice su constitución, pero a la vez, le brinde la vida legislativa en temas tan sensibles como los asuntos fiscales y de estructura institucional.

Es muy loable que la LXIV legislatura que preside Ricardo Baptista González haya decidido conjuntamente con todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso, conmemorar tan significativa fecha, los 150 años de vida institucional del Legislativo Estatal con la presencia obligada de su actual integración, pero en un gesto de cortesía política, con la invitación a los integrantes de diversas legislaturas que han hecho la historia legislativa en nuestra entidad federativa; completándose lo anterior con la representación de los otros dos poderes constituidos, el Ejecutivo y el Judicial.

Ahora junto a grandes nombres de personajes claves en la historia nacional y local se encuentra inscrito con letras doradas, en los muros del Congreso, las leyendas de los 150 años de la erección del Estado de Hidalgo como entidad federativa, pero también en el mismo transcurrir del tiempo, la instalación de la asamblea constituyente y constitucional del Estado; que dio origen y vida a una nueva entidad federativa, a la piedra angular de orden jurídico estatal y el comienzo de una realidad económica, política y social, llamada Hidalgo.

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