La Estación del Ferrocarril Hidalgo en 1919

 

El edificio de la “Estación del Ferrocarril Hidalgo”, construido en los primeros años del siglo veinte, formó parte de las tres terminales ferroviarias que existieron en el Pachuca hasta por lo menos cuarta década de esa centuria, que fueron la del Ferrocarril Mexicano, levantada en la “Plazuela de la Estaciones” –hoy plazuela de Mejía– a finales del siglo diecinueve, sitio en el que se encontraba también la del “Ferrocarril Central erigida a principios del veinte y finalmente esta, la del ferrocarril Hidalgo construida en 1906, por el acaudalado Ingeniero Gabriel Mancera, dueño de la línea ferroviaria.

Pero también fue dueño de múltiples fundos mineros en Pachuca y Mineral del Chico, así como de empresas textiles en Tulancingo, quien por cierto incursionó con éxito en la política donde alcanzó a ocupar escaños en la Cámara de Diputados Local y en el Congreso de la Unión y finalmente fue elegido presidente municipal de Pachuca.

La Estación del Ferrocarril Hidalgo que aquí admiramos, se ubicaba en el espacio que actualmente ocupa el Teatro Hidalgo en la Plaza Juárez y sus patios se extendían, desde lo que hoy es el Palacio de Gobierno, hasta las hortalizas –hoy Preparatoria Uno– espacio que era delimitado a lo largo de la Avenida Juárez delimitados por una prolongada barda.

En la fotografía pueden notarse en el margen derecho la casa de otro acaudalado hombre de negocios, don José Landero y Cos –dueño de la Compañía de Potencia Eléctrica de Pachuca y de un gran número de lecherías en Pachuca y la ciudad de México– que es la construcción que se desplanta en seis arcos de medio punto, prolongados a partir de 1957 alrededor de toda la Plaza Juárez.

También puede observarse un poco más al centro de la placa, la lonchería “La Luz Roja” famosa desde 1912 por la elaboración de sus ricas tortas compuestas y sabroso caldo de camarón, acompañado de chiles chipotles de confección casera.

El edificio de la “Estación Hidalgo”, edificado todo en cantera blanca, llegó a convertirse en símbolo para aquel Pachuca, en razón de que allí tenía su punto de partida y llegada el famoso autovía denominado “rápido de las siete” que recorría el camino de Pachuca a México, en tan solo 55 minutos por la mañana , tiempo que con alguna diferencia en minutos, empeñaba en su regreso de la ciudad de México por la tarde noche a las siete, ello independientemente de las corridas del resto de día, sobre todo las que llevaban pulque a la aduana de la ciudad de México.

 

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SJA