Fotografía: Nelly Téllez 

México tiene muchos científicos altamente especializados en diversas ramas para atender de manera puntual todas las necesidades científicas que pudiera llegar a exigir el Primer Sincrotrón Mexicano, por lo que no hay ningún riesgo de que no se vaya a materializar por deficiencia de especialistas o perfiles.

El titular del Instituto de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y presidente de la Sociedad Mexicana de Cristalografía (SMCr), Abel Moreno Cárcamo, explicó que no hay nada más erróneo que pensar que el proyecto del Sincrotrón Mexicano no pudiera concretarse por falta de perfiles.

Advirtió que en este sentido un gran ejemplo de que se puede aterrizar un sincrotrón es Brasil, pues en la década de los años 70 asumieron el reto de construir ellos solos uno cuando no tenían especialistas en sincrotrones y para ello recurrieron a todos sus científicos de las diversas disciplinas para que estos aportaran a su edificación, la cual concluyó a mediados de los años 80.

«En Brasil terminaron el primer sincrotrón hecho por ellos, toda la tecnología la desarrollaron y finalmente les dejo una experiencia muy grande, pues aunque nació un poquito tarde por el tiempo que se tardó en su construcción, empezaron de cero y lo hicieron asesorados con algunas compañías subsidiarias. Y hoy Brasil ya va por su segundo sincrotrón haciendo uso de esta experiencia heredada»,dijo.

En este sentido advirtió que al final del día un sincrotrón es un conjunto de cuestiones científicas donde intervienen muchos y diversos científicos, por lo que lo más importante es tener personas altamente preparadas, y que a diferencia de Brasil, hoy México podrá tener asesoramiento especializado de esta gran fraternidad de de científicos existentes a nivel mundial que están inmersos en los sincrotrones.

Pues comentó que hoy en día prácticamente lo que se hace es que se trasladan al país respectivo bajo contratos de servicios o la figura que corresponda para apoyar en la construcción de estos sincrotrones que se hacen en manos de científicos e ingenieros propios del país.

 

 

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