Fotografía: Edén Torres 

Aunque el color, la alegría, los sones y los bailables están muy presentes en el Carnaval del municipio de Huautla, estado de Hidalgo, esta festividad con más de 100 años guarda un misticismo mágico en el que se realiza una ofrenda para recordar y recibir a las almas de quienes fallecieron de manera violenta por arma blanca, de fuego o en un accidente.

Dicha festividad también es conocida como la Fiesta del Diablo, porque en la religión católica se cree que el hecho de celebrar y esperar con alegría la llegada de los difuntos se considera una ofensa; no obstante, en esta demarcación se cree que quienes tuvieron una muerte trágica no tienen permitido salir durante el Xantolo, que se festeja cada mes de noviembre y que únicamente tienen permitido salir en el mes de febrero.

Por ello se hace una verdadera fiesta donde también se tienen a grupos de bailarines, mientras que en el Xantolo son conocidos como Cuadrillas de los Huehues, en el Carnaval de Huautla se tienen las Cuadrillas de los Mecos, quienes se caracterizan de dos formas principalmente, los mecos negros o auténticos, personas que usan un calzón de manta o bermuda color beige y en el resto del cuerpo se untan lodo mezclado con cenizas para obtener el color negro.

Este tipo de mecos son los primeros en surgir, posteriormente surgió el meco tradicional que son personas que se untan tepetate, que es tierra que se encuentra en la región y tiene un color café muy claro y para darle ese toque colorido se usa pemuche o achiote, que son plantas de la región para obtener los colores amarillo y rojo, respectivamente.

Cabe resaltar que de igual manera dentro de esta caracterización se tiene el uso del penacho, el tradicional que está hecho de palma y plumas de guajolote, mientras que el penacho estilizado está decorado con plumas de pavoreal o de las que ya están pintadas, todo con el objeto de hacer de este tocado algo más estético, lo que dio paso a un concurso de mecos estilizados, que no es más que poner en marcha la creatividad para usar productos de la región para elaborar trajes mucho más elaborados.

Finalmente hay que destacar que dentro de esta ofrenda el platillo tradicional que se proporciona es el zacahuil, que es un tamal de maíz y pollo que se cuece en un horno de piedra, principalmente, el cual es acompañado de un atole de maíz o una variante es un atole con frijol.

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