Vacuna contra la violencia de género

 

En el estado de Hidalgo, el 91.5% de mujeres sufre violencia; desde que nacen se escucha decir con desdén “¡fue niña!”, o con entusiasmo “¡es machito!”.

Definitivamente son comentarios aberrantes; sin embargo, si nos vamos a la raíz del asunto somos las mujeres quienes atentamos contra nosotras mismas: ¿quiénes formamos el corazón de los varones? ¡Nosotras!

Así es mi estimada, somos tú y yo quienes formamos el corazón del verdugo que lastima, hiere e insulta a su víctima mujer.

Te has percatado que quien sobreprotege, aplaude faltas de respeto, tolera berrinches, gritos y rabietas en los niños es su mamá, su abuela, su tía… Entonces ¿por qué quejarse de lo que nosotras creamos?

Afortunadamente en esta vida todo tiene remedio y hoy por hoy uno de esos remedios es la denuncia, porque si tú te quedas callada nos lastimas a todas, nos hieres a todas y nos pones en peligro a todas.

Para que seas decidida y te atrevas a decir ¡nunca más! debes desarrollar tu amor propio y alimentar tu autoestima, pero esto no podrás lograrlo sola, sino con el apoyo de un especialista.

Recuerda que no estás sola, hay muchísimos establecimientos donde puedes solicitar ayuda, pero lo más importante es que quieras ayudarte a ti misma.

La educación del corazón desde pequeños es esencial para que la equidad sea un modo de vida, a veces creemos que es un plus social, cuando es un derecho humano que dignifica nuestra persona.

En otro escenario, a las mujeres nos prohíben hablar, opinar, decidir y elegir; desde pequeñas también formamos mujeres sumisas, inseguras, que no distinguen su valía porque nadie les dijo que nacieron dignas, hermosas, valientes y que merecen una vida plena.

A través de la familia, la escuela y la sociedad misma debemos fomentar la dignidad humana; en esta ocasión hablo de la violencia de género y se puede llegar a pensar que solo se produce de hombre a mujer, sin embargo, no es así.

También es violencia ofender, hablar mal, criticar y desacreditar a otra mujer o a un varón; todo aquello que dañe a los demás en cualquier escenario es violencia, y la violencia nace del ser interior del humano, no viene de fuera.

Es fácil decir: “Me hizo enojar, por eso utilicé violencia”; eso es completamente falso, nadie nos hace enojar; nosotros nos enojamos porque los demás no hacen lo que queremos a capricho y porque nos falta el sano juicio de control emocional pero no porque el otro o la otra nos hace.

Analicemos esto porque de ahí se desprende la actitud violenta que tenemos en contra de los demás; utilicemos el violentómetro y si es necesario, pidamos ayuda.

Evitemos seguir solapando verdugos siendo sus víctimas, evitemos la codependencia emocional y practiquemos la libertad para poder encarar con fortaleza cualquier adversidad y maltrato de parte de otra persona sin olvidarnos de nuestra dignidad humana.

Recuerda siempre que hay alguien para apoyarte. Decídete a valorarte. Esa es la mejor vacuna para erradicar la violencia de género. ¡Vacúnate! Nunca es tarde.