El día del abogado y la enseñanza del Derecho

 

“Abogado. Licenciado en derecho que ofrece profesionalmente asesoramiento jurídico y que ejerce la defensa de las partes en los procesos judiciales o en los procedimientos administrativos”.

Diccionario de la Lengua Española

 

El punto de partida de la celebración del Día del Abogado tiene una asociación indisoluble con la enseñanza del Derecho, se remonta a hace casi 500 años, cuando aún el país se encontraba bajo la corona española.

El 21 de septiembre de 1551, el rey Carlos I de España ordenó establecer en la Nueva España un centro de estudios de universidad de las ciencias; debido a ese decreto se estableció la Real y Pontificia Universidad de México, el 25 de enero de 1553.

Las facultades que dieron inicio a la educación universitaria en el país fueron las de Cánones y la de Leyes. Así fue que el 12 de julio de 1553 se estableció, en el Virreinato de la Nueva España, la primera cátedra para la enseñanza del Derecho y se dictaron las primeras Ordenanzas de Buen Gobierno.

Se señala que ese día, Bartolomé de Frías y Albornoz leyó la Prima de Leyes, una de las cátedras en la que se introducía al alumno en los principios fundamentales del Derecho Romano.

En México, desde 1960 se celebra cada 12 de julio el Día del Abogado, según decreto presidencial de Adolfo López Mateos, fecha oficialmente reconocida después de realizada una petición de un comité encabezado por el fundador del Diario de México, don Federico Bracamontes, a quien tuve la oportunidad de conocer en el año de 1991, precisamente en la ceremonia de la que se reconocían a los estudiantes de derecho de toda la República, que habían concluido su carrera con un promedio sobresaliente.

Hoy el derecho y su enseñanza nos lleva a reflexiones interesantes:

Primera. El derecho no es solamente la ley, aunque es su fuente principal, los que estudiamos esta materia que al fin y al cabo siempre seremos sus estudiantes; ahora nos encontramos ante una vía de posibilidades para su análisis, comprensión y aplicación.

Segunda. El sistema acusatorio adversarial o la metodología de los juicios orales en el orden penal, apenas fue el preámbulo (aunque primero lo fue la justicia para adolescentes, en donde perdimos como país, la enorme oportunidad de construir el modelo de un nuevo sistema) de la nueva justicia que la sociedad exige, más abierta, democrática y transparente.

Tercera. La metodología de los juicios orales habrá de trascender, como ya comenzó a otras materias, como la mercantil, y continuará en las otras ramas de derecho.

Cuarta. La reforma en derechos humanos conlleva un enorme reto de dejar los viejos libros de derecho para cambiarlos no solo por nuevos, sino por documentos internacionales que marcan la pauta para hacer valer y respetar los derechos fundamentales de las personas.

Quinta. Nunca como hoy la posibilidad de reflexionar el derecho se ha vuelto un ejercicio indispensable, no solo de academia, sino de aportación consiente y razonada para aportar a la discusión de los problemas reales de la gente.

Sexta. Una justicia laboral distinta en donde el auténtico ejercicio de conciliación se practique y los juicios se lleven ante órganos jurisdiccionales en sentido formal y material.

Séptima. Un derecho internacional que abandona la especulación meramente académica, para convertirse en un referente constante en todas las materias.

Octavo. El abandono de la confrontación estéril para un marco de resolución de conflictos de manera alternativa, creando una cultura de la paz.

Noveno. Un régimen administrativo y de responsabilidades administrativas que tutelan más a las personas.

Décimo. La valentía de contrarrestar desde las aulas con argumentos y razones a quienes desprecia al derecho y sus normas.

Una felicitación sincera a todo el gremio de los abogados que desde sus distintas trincheras luchan por el derecho y la justicia.

 

Visionare. La conmemoración de hoy nos invita necesariamente a la gran reflexión del derecho y su futuro en la enseñanza.

 

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