Justicia docente

 

Si vemos el noticiero, de pronto aparece que unos padres de familia golpean y amenazan a una maestra de un kínder en el Estado de México; por supuesto, maltrato al menor.

Definitivamente estas acciones no son más que una muestra de la intolerancia y poca empatía de los adultos sin saber qué consecuencias pueden tener; el punto no es quién es culpable, sino el protocolo de la autoridad.

Hoy en día la carrera docente se ha convertido en una de las más peligrosas porque la normatividad se basa en mencionar que no hay nada por encima del derecho del menor, quien es el menos culpable de lo que sucede con sus padres desequilibrados y violentos.

Qué fácil es culpar a los docentes, decir que maltratan a los menores cuando se les exige disciplina, nivel académico, limpieza y autorregulación; los padres exigen nivel académico, buenas calificaciones y yo pregunto… ¿qué ofrecen ellos? ¿Los valores que se deben inculcar en casa dónde están?

Los docentes deben ser empáticos cuando un alumno es agresivo, disrrumpe las clases, no sigue indicaciones, es agresivo y los padres de familia no hacen nada.

Al contrario, acusan al docente y lo hacen responsable de algo que solo a ellos les corresponde; la educación de los hijos es de los padres, no de los docentes.

Hoy aparece otra noticia en la CDMX, donde se menciona que un padre de familia es agresivo y acusa a la maestra de su hijo por burlarse del cabello largo del menor, cosa completamente falsa, de acuerdo al testimonio de los demás alumnos.

La autoridad educativa está en silencio ante tal hecho… entonces, los docentes están completamente indefensos sin quien les apoye ni defienda sus derechos.

No hay ningún reglamento ni norma donde los docentes se puedan amparar para tales hechos tan desagradables, sólo el de la autoridad penal, quien tampoco hace mucho por apoyarles.

Ahora mencionaré a las escuelas particulares que por mantener una matrícula y con ello ingresos, les permiten a los padres de familia y a los alumnos hacer lo que deseen.

En esta semana al menos he sabido de tres docentes que perdieron su trabajo por quejas de padres de familia que en lugar de hacerse cargo de sus hijos educándoles con valores como el respeto, la tolerancia y la disciplina, culpan a las docentes y por ello pierden su empleo.

Estoy completamente de acuerdo en la defensa de los menores, quienes reitero, son los menos culpables; sin embargo, los padres de familia son poco responsables con quien tienen un compromiso moral y social que son sus hijos.

Apelo para que se haga justicia docente.