La calle Julián Carrillo en 1940

 

En 1940, año en el que se tomó esta placa fotográfica, la antigua hacienda de beneficio mineral conocida como “Progreso” ubicada en el sitio donde hoy se tiende la calle de Julián Carrillo –entre la “Hacienda de Loreto” y la escuela Justo Sierra– había sido demolida y solo daban testimonio de su existencia algunos viejos paredones de piedra, al pie de los cuales se tendía el pavimento de la nueva arteria, que en la toma enmarca el paso de un flamante automóvil Dodge modelo 1938, que se dirige probablemente a la antigua carretera a Real del Monte.

Puede observarse en el margen izquierdo, el cauce del Río de Avenidas en el que se había colocado ya la tubería de desechos del beneficio mineral, para bombear los desechos de menudas arenas y cianuro desechados por las haciendas de Loreto y Purísima –esta última cede del actual club universitario– medida que se tomó a fin de no contaminar las escasas aguas que corrían por su torrente.

Es importante reparar también, que el lecho de río perdía profundidad, en razón de arrastrar constantemente un grueso aluvión, que por cierto, años más tarde, sería causa de la fatídica inundación del 24 de junio de 1949, al formarse un auténtico dique ocasional debajo del Mercado Miguel Hidalgo, –entonces Benito Juárez– que impidió el paso del torrente, que busco salida y la encontró, por un lado a través de la explanada de la cuchilla y por el otro en la Inspección de Policía de la ciudad.

En el margen derecho, se observa el desplante de algunas casas –entre ellas las de las familias Rivera y Bocardo– así como los muros de las oficinas y factorías de la Hacienda de Progreso, que finalizó definitivamente sus actividades entre 1935 y 1936, puede verse también, el desplante de los que la embotelladora, “La Minera” que tras producir un refresco gaseoso de manufactura local, dio paso a la producción de otro de manufactura trasnacional.

En el margen derecho, donde actualmente se encuentra el nuevo mercado “Benito Juárez” pueden notarse las instalaciones de la oficina de “El Ensaye” de la Compañía de Real del Monte y Pachuca y la que se llamó “casa de visitas de la compañía”.

Finalmente la fotografía, es fiel reflejo de la apacibilidad de aquel Pachuca que se acercaba a la mitad del siglo veinte, con una población de 40 mil habitantes.

 

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SJA