Incongruencia sanitaria
Hoy en día lo de moda es: sana distancia, cubrebocas, sanitizadores, humificadores, gel, tapetes sanitizantes, spray, termómetro y oxímetro; y hay de diversos colores, formas, tamaños y marcas; también caretas de diversos estilos, grosores y decoraciones para que podamos andar combinados entre la ropa, el calzado y el cubrebocas.
Medidas sanitarias elementales para evitar la propagación del contagio, lo cual me parece razonable e indispensable que las autoridades soliciten que lo hagamos.
Ahora bien, mi percepción de incongruencia sanitaria el día de hoy es que con la pandemia estamos acostumbrados a los protocolos de higiene, desde luego muy necesarios, pero llenos de contradicciones que ya a veces parecen un teatro y da risa.
Por ejemplo: el Hoy no Circula, para evitar que la gente salga y el Tuzobús lleno de gente sin sana distancia; para abordar el transporte colectivo hay que hacer una fila con metro y medio de distancia, pero ya una vez en el vehículo van amontonados.
En los restaurantes no se permite el ingreso y solo hay servicio para llevar; mientras que sí podemos comer tacos, gorditas y quesadillas en los puestos ambulantes de las calles aunque no haya donde lavarse las manos ni se utilice un filtro sanitario como en sitios establecidos.
Los primeros no pagan impuestos ni hacen declaraciones al SAT, solo le dan la cooperación al líder del ambulantaje, mientras que los segundos pagan sueldos, impuestos y uso de suelo porque son empresas.
Los establecimientos exigen el uso de cubrebocas, indispensable hoy en día, pero cuando están en las oficinas y mesas de trabajo se los retiran; acaso ¿no es ahí donde el diálogo favorece el intercambio de virus?
En las plazas te limitan la entrada evitando el aforo en el interior, pero afuera se aglomera la gente esperando; te dicen que una persona por familia puede ingresar a la tienda departamental y efectivamente solo ingresa una persona, pero afuera la esperan dos o tres agrupándose y favoreciendo a la propagación del virus.
Al entrar en cualquier establecimiento te piden que pases por un tapete, te embarran una sustancia babosa que huele a cloro o alcohol de dudosa calidad para garantizar que ingresas a un lugar libre de virus.
Sin embargo, siendo objetivos los sistemas no nos están cuidando de lo que de verdad deberían hacerlo, no hay sanciones claras, vivimos en el autoengaño, la simulación, las suposiciones, nadie tiene clara una normativa de lo que se puede y no realizar al respecto de la falta del cuidado sanitario en tu persona y la de los demás, porque cuidándote tú, me cuidas a mí; cuidándome yo, te cuido a ti; esto lo vamos a lograr empezando por nuestra persona, para poder cuidar la persona de mi semejante.
Traemos el cubrebocas en la barbilla, en el cuello o de diadema; los sistemas gubernamentales como dicen una cosa, hacen otra, y al final nos quejamos porque los demás no hacen las cosas bien.
Y tú ¿cuándo empezarás a hacer lo que te corresponde? Ya no ayudemos a propagar el virus de la incongruencia, seamos ejemplo para nuestros semejantes y así lograremos vivir en armonía emocional, social y espiritual.