Fotografía: Nelly Téllez

Quién diría que detrás del concepto de los panes grandes que hoy son característicos y típicos del municipio de Atotonilco el Grande se encuentra el sueño de, Paulino Farfán, pues fue él quien tuvo la idea de elaborar cocoles 10 veces más grandes que el tamaño normal para así transcender a lo grande.

Miguel Ángel Farfán Baca, propietario actual de la panadería La Flor del Trigo, refirió que la historia de la panadería data de los años 40 cuando su abuelo, Paulino, fundó el negocio y con muchos trabajos logró posicionar la panadería con la elaboración de panes con un tamaño común; pero él quería ofrecer algo completamente diferente.

La inquietud la tenía aunque no sabía cómo aterrizarla, hasta que al conocer a un señor originario de la comunidad de San Pedro, allá rumbo a Tizayuca, que sabía la receta de los cocoles de tamaño normal fue cuando en ese momento por fin logró dar forma a su idea de hacer algo único y que reflejara el nombre del municipio.

De esta manera le pidió que en lugar de preparar cocoles de tamaño normal estos fueran 10 veces más grandes. En aquel entonces las piezas pequeñas costaban entre 5 y 10 centavos, por lo que un cocol 10 veces más grande llegó a costar un peso, que difícilmente se llegó a vender, aunque la perseverancia no flaqueó.

Para ello se perfeccionó la receta y en lugar de usar el desperdicio de la harina del molino, se cambió por harina fina, con lo cual la textura del cocol de anís y piloncillo cambió, al llevarlo a la boca la sensación era completamente diferente y pese a su gran tamaño comenzó a ser bien aceptado por los lugareños.

Sin embargo, no sería hasta finales de los años 70 cuando por invitación de, Joaquín García, su papá, Juan Farfán, acudió a presentar los cocoles en la muestra gastronómica junto a los barbacoyeros en la Feria del Caballo en Pachuca de Soto, momento en el que el hijo de, Paulino, decidió presentar un cocol de dos metros y medio, lo que catapultaría al pan gigante.

El éxito obtenido hizo que se tuviera un boom en la venta del pan porque presidentes acudían a probar este pan y además la creatividad no paró, pues surgieron piezas grandes como las pechugas, granillos, la tortuga.

Posteriormente cuando, Farfán Baca, siguió con el legado de la panadería decidió abrir el mercado y creó los camarones que son un pan relleno de piña con nuez y canela, luego surgió la miguelada que es una galleta redonda gigante de higo con coco, los chiquillos brillosos o polveados, los picones, entre otros. Sin dejar de lado el pan tradicional

A raíz de que estas generaciones pensaron en crear en grande fue que lograron convertir este sueño en toda una tradición culinaria que fue retomada por algunos pobladores para hacer del concepto toda una actividad económica y un atractivo turístico que hoy sigue sorprendiendo a la gente por ver un pan gigante con un sabor único.

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