Fotografía:  Ivet Pasquel

 

En el marco del Día Mundial Sin Alcohol, Silvia Ruelas Bustamante, integrante de la Fundación Reencuentro reconoció que la mayoría de las personas suelen iniciar el consumo habitual de bebidas alcohólicas con su propia familia.

En este orden, informó que las personas consumen alcohol con los amigos y lo hacen en gran medida para probarlo o muchas veces son influenciados para entrar al grupo amistoso, finalmente, se extiende y puede terminar en abuso.

Aseguró que en la mayoría de los casos, el consumo de bebidas embriagantes se asocia con otros vicios como es el tabaquismo o el consumo de sustancias psicoactivas.

Lo anterior, atribuyó a que en la Fundación Reencuentro han atendido un total de 120 casos  pero sólo dos fueron de uso exclusivo de alcohol, debido a que por lo general se asocia al consumo de drogas, tales como la cocaína, cristal, solventes, así como tabaco.

De acuerdo con un análisis, los jóvenes y adolescentes normalmente combinan el alcohol con la marihuana, cristal y cigarro, mientras que los adultos mayores lo asocian con cocaína, reveló.

Ruelas Bustamante explicó que cuando el alcohol se combina con marihuana se potencializan los efectos sedantes de ambas sustancias, mientras que en el caso de la cocaína, dijo que los efectos se contrarrestan, pero la toxicidad de ambas sustancias es mayor que si se consumieran por separado.

Compartió que el alcohol es una droga que causa daño en el sistema nervioso central y el abuso en el consumo de esta bebida puede provocar graves consecuencias al organismo de las personas.

Refirió que el consumo de alcohol puede producir daños en los consumidores dependiendo de multitud de variables: sexo, edad, peso, estado físico, estado psíquico, tipo de alcohol, situación, entre otros factores.

Alertó que el alcohol es el principal responsable de la cirrosis hepática, las muertes por accidente de tránsito, pérdida de memoria, incluso puede desencadenar en una muerte a largo plazo por hemorragia masiva.

Por último, advirtió que si el consumo de bebidas embriagantes se presenta cada ocho días, “enciende un semáforo de alerta” y los afectados deben recurrir a buscar ayuda.

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