Fotografía: Especial
El consumo irresponsable y la venta ilegal del acitrón para perpetuar la gastronomía mexicana pone en peligro a las biznagas nativas de México, las cuales hoy están en peligro de extinción porque continúa el tráfico ilegal de estas plantas en ocho estados del país, entre ellos incluido el estado de Hidalgo, por ello la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) federal recomienda excluir su ingesta.
Aunque la Echinocactus platyacantus, mejor conocida como biznaga de dulce, tonel o burra está sujeta a una protección especial de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 porque es una especie vegetal amenazada, los esfuerzos por protegerla parecen no ser suficientes, pues la sustracción ilegal sigue incrementando.
El acitrón es un ingrediente casi indispensable en los platillos mexicanos como el relleno del pavo de Navidad, tales, en los chiles en nogada, la capirotada o como dulce cristalizado para comerse solo a decorando la rosca de Reyes y se obtiene de estos cactos globosos.
Aunque la Procuraduría Federal de Protección Ambiental ha incautado importantes cargamentos de esta planta, el tráfico ilegal ha prosperado en los estados de Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas, Baja California, Oaxaca, Sonora e Hidalgo, donde se le puede encontrar principalmente en la región de Tolantongo y Metztitlán y en el Valle del Mezquital.
Y es que las biznagas tienen un papel muy importante dentro de la naturaleza ya que retienen el de agua de lluvia mediante el gran entramado de sus raíces, frenan la erosión y dan néctar para las abejas y otros insectos polinizadores.
Debido que suelen ser plantas únicas, que tardan de 14 a 40 años en crecer 40 centímetros y que pueden llegar a medir un metro en alrededor de 200 años y reproducirlos a escala industrial para hacer una replantación es una misión que aún parece imposible, es que la Semarnat federal exhorta a la ciudadanía a pensar si vale la pena probar un bocado o tener una planta que trae mucho más beneficios y mejor decir no al acitrón en los platillos.