Fotografía: Nelly Téllez
Un sincrotrón es considerado por la comunidad científica como la navaja suiza de la ciencia, porque al ser un gran instrumento permite realizar estudios diversos y muy precisos gracias a la difractometría, mediante la aplicación de rayos con longitudes de onda muy diversas sobre el objeto de estudio para conocer su estructura.
El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Abel Moreno Cárcamo, explicó que la difracción ocurre cuando se lanza un rayo sobre alguna superficie y este se refleja, como ocurre con los Rayos X; pero en este tipo de rayos se obtiene información no tan precisa como la difracción sincrotrónica.
A grandes rasgos esta difracción sincrotrónica surge a través de acelerar partículas a una gran velocidad a un alto vacío hasta alcanzar prácticamente la velocidad de la luz para posteriormente ingresar a un espacio donde se les obligará a frenar, donde este frenado emite una luz tan intensa donde se puede regular este proceso a una precisión increíble dependiendo del estudio que se haga, y esto es la luz sincrotrón.
Con esto se pueden hacer estudios de estructuras de sistemas biológicos como proteínas, ácidos nucleicos, polisacáridos o complejos macromoleculares por ejemplo para conocer las características de un virus. También tiene aplicaciones en la arqueología para conocer composiciones que estén al interior de los fósiles sin romperlos.
Incluso se pueden hacer estudios de imagenología para una aplicación en medicina y ver cómo funciona un órgano, cómo son sus paredes celulares en estado vivo y sin tener que abrir. Pues al final se puede conocer la ingeniería tanto biológica como la no biológica, pues al ver su estructura a detalle se puede conocer mejor el comportamiento en general.
Aunado a esto comentó que aunque existen diferentes tamaños de anillo, se si construye un anillo de unos 500 metros se podrían crear al menos 20 estaciones de trabajo que pueden ser para diferentes ramas del conocimiento.
SJA