EDUCANDO CON LÍMITES SANOS

 

Hoy en día al tener la noticia de que los niños seguirán en casa tomando clases a través de la televisión, la mayoría de las familias entra en un estrés terrible al pensar cómo van a acomodar horarios, quién cuida a los niños, quién les ayuda a hacer sus tareas escolares, etc.

Tomemos en cuenta que los alumnos llevan medio año en aislamiento sano, sin socializar personalmente con sus pares en un ambiente escolar. Esto ha provocado violencia familiar de forma desmedida y una de las causas es porque los padres de familia quieren orden y disciplina, pero no saben cómo lograrlo.

Tomando en cuenta que la firmeza da lugar a la obediencia, si tu palabra no es prioridad, tampoco lo será para tu hijo. No se puede educar sin invertir tiempo. Lamentablemente hoy por hoy lo que los seres humanos desperdiciamos es el tiempo; sí desperdiciamos, porque lo utilizamos en querer tener, querer poseer, querer dominar, nos desgastamos en querer agradar en todo y terminamos siendo títeres de las redes sociales, de las personas y de todo lo material.

Se nos ha olvidado el disfrute de lo bello de la vida, los colores de la naturaleza, el sonido del viento y la compañía de la familia.  Entonces en casa desahogamos con los pequeños nuestras frustraciones, llegando a lastimar a lo que llamamos bendiciones o tesoros.

Los límites sanos elevan la autoestima, brindan seguridad, forjan la voluntad y deben ser claros, constantes y concisos.

Los cinco componentes para llevar a cabo límites en casa son: Mantener el control emocional, Pensar, Comunicar, Poner en marcha  y Evaluar las reglas. 

Marca límites sanos a través de consecuencias donde permitan a los niños a tener control en su persona. ¿Cómo marcar la consecuencia? De acuerdo a la falta.

Las faltas son: leves, intermedias o graves. Las leves son cuando de pronto no obedece, se pone voluntarioso; las intermedias son por ejemplo: cuando no cumple con una tarea escolar, si no realizó la tarea del hogar y las graves son cuando llega a la falta de respeto con gritos, berrinches y rabietas.

Recurre a las motivaciones, no a los castigos. Las motivaciones forman seres humanos íntegros, seguros de sí mismos; mientras que los castigos forman personas frustradas, codependientes e inseguras, generando remordimiento como producto de la culpa, y refuerzan el seguir actuando destructivamente.

Si quieres que tus hijos aprendan a vivir felices, marca límites sanos y da buen ejemplo.

Mi pregunta para ti hoy es: si dices que tus hijos son una bendición…¿por qué los mal tratas?

Cuida dónde das tus pasos, porque tus hijos los van siguiendo.

Esther Vimartí

Coach Educativo

Faceboook: Mayte Vimartí

 

Lo que hace la diferencia es tener a tu lado un mentor que te aliente.