Fotografía: Edén Torres

 

“El vendedor de ilusiones llegaba siempre sin aviso, le encantaba tomar a la gente por sorpresa y gritaba –Vean las ilusiones que mi máquina es capaz de fabricar” fragmento del espectáculo de títeres titulado “Ploplo Vendedor de ilusiones» de la compañía argentina “Marionetas en libertad”.

Inicié con este fragmento porque a mi parecer resume perfectamente lo que los títeres pueden ofrecernos aunque las temáticas sean diversas y dirigidas a distintos públicos, los títeres con hilos atrapan y captan la atención de su público grande o pequeño.

Nadie lo sabe mejor que, Martín Ahrens, titiritero y cabeza de esta compañía por más de 30 años, quien se ha presentado en diversos países y con innumerables puestas en escena conquista el corazón de las personas con sus títeres hechos de madera, metal y papel decorados diestramente con pintura.

Al preguntarle sobre si este arte estaba siendo lentamente olvidado, sonrió y aunque reconoció que sí hubo una época gris en general para las artes escénicas, agregó que están teniendo un repunte en la actualidad aunque subrayó que esto era una opinión muy subjetiva ya que cada quien habla de cómo le va.

El artista comentó con alegría que el hecho de mantener una compañía titiritera por más de 30 años y tener en este momento alrededor de 12 personas completamente involucradas es muy gratificante, pues aunque el personal rota, unos van y otros vienen el equipo sale adelante.

El papel y labor de cada integrante es importante pues todos crean y aportan a la puesta dramatúrgica, pues el lenguaje audiovisual da vida al texto, llega de diferentes formas al espectador para conmoverlo o alegrarlo.

“La importancia de acudir a este tipo de espectáculos es sencillamente poder disfrutar de un arte, yo creo que el arte en todas sus expresiones es como el pan, es un alimento fundamental para poder continuar avanzando como ser humano en la vida, para comprender, progresar y ser mejores” dijo.

Pues en una época donde los modelos y estereotipos son dictados por los medios de comunicación, la compañía pretende a través de un cuento sencillo la importancia de aceptarse uno mismo tal cual es, de explorar nuevas formas de conectarse y de reflexionar.

Esta obra se realizó en el auditorio Ramón Noble del Centro Cultural el Ferrocarril.

 

Fotografías: Edén Torres

Video: Nelly Téllez

SJA