Instituto en 1900

 

Al iniciarse el siglo dieciocho, «Los vecinos, el alcalde, los regidores, los diputados y oficiales del Real de Minas de Pachuca, elevaron solicitudes al Virrey Juan de Acuña y Bejarano, primer Marqués de Casa Fuerte y al Arzobispo fray José Pérez de Lanciego y Eguilaz» a fin de que se otorgara licencia para construir en esta población, un hospital de la orden Juanina, hermandad que ya contaba con una treintena de nosocomios fundados a lo largo y ancho del territorio novohispano.

Después de múltiples trámites «autorizó el virrey la fundación de dicho hospital, el 12 de julio de 1725, fecha en que empezó a construirse el edificio que ilustra la fotografía que encabeza esta entrega. Las obras debieron concluirse hacia 1750. Como hospital funcionó aquel edificio, hasta 1860, en que tras 175 años como nosocomio de la comarca, fue cerrado definitivamente.

Se sabe que entre 1863 y 1867, fue ocupado como cuartel de conservadores e imperialistas, sitio en el que por cierto fueron fusilados, los enemigos del Segundo Imperio; al triunfo de la república, el edificio quedó sin uso aparente, debido a lo cual, por disposición del Presidente Juárez, fue entregado en 1869 a los fundadores del Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios, el que tras las adaptaciones necesarias lo ocupó a partir de febrero de 1875.

Durante prácticamente un siglo, albergó sucesivamente a los alumnos del Instituto Literario, después a los del Instituto Científico Literario, a los de la efímera universidad estatal que se estableció aquí de 1921 a 1925, continuaron preparándose entre estos vetustos muro, los estudiantes del Instituto Científico literario que alcanzó su autonomía en 1948 y finalmente, sus aulas dieron cobijo a los alumnos de la Universidad Autónoma de Hidalgo, que permanecieron aquí desde 1961 y hasta la inauguración de las nuevas instalaciones de la Unidad Universitaria en 1975.

La toma corresponde al año de 1900, cuando los jardines del edificio no habían invadido aun el ultimo triangulo que hoy ocupan los jardines y escalinata, denominados por el doctor Jesús Morales Monter como el “Caminito Gloria” que recorrían los estudiantes, para llegar a las venables aulas del viejo Instituto. Obsérvese la escalinata que existía en la calle de Doria, destrozada por las enormes avenidas de agua en la etapa de lluvias.

 

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SJA