Fotografía: Edén Torres 

No importa la cultura, el lugar, el color, la religión, la edad o situación económica, ninguno de nosotros se escapa de tener un amigo, familiar o conocido que ya se haya adelantado en el camino y al cual recordemos con cariño porque algo en nosotros sembró.

Así podría sintetizar de manera sencilla y breve lo que significa el Xantolo en la Huasteca, al norte del estado de Hidalgo; pero sinceramente, esa descripción es pobre y no logra plasmar en palabras todo la magnificencia que se ve y se vive cuando uno está parado frente al Altar de Muertos lleno de olor, color, tristeza y alegría mezclada.

Por ello, para tener una comprensión mejor sobre todo este ritual, nadie mejor que, Florencio Hernández Dolores, encargado de los Asuntos Indígenas en el municipio de San Felipe Orizatlán para que narrara de viva voz cómo surge el Xantolo.

De esta manera, con suma alegría y orgullo contó que durante estos días se reciben la llegada de todos aquellos seres queridos que se adelantaron en el camino, para ello se hace una ofrenda; pero refirió que si bien el Xantolo es una tradición que llegó para quedarse, su existencia es el claro ejemplo de lo que a su vez significa.

Porque advirtió que es necesario recordar para no olvidar, de conocer el pasado para tener un mejor presente y un futuro esplendoroso, por ello se hace necesario recordar el origen de esta tradición que llegó para quedarse y que a toda costa se busca proteger por todas las familias de la región, porque quieren que está siga.

Indicó que hace 500 años llegaron los europeos a tierras mexicanas, el encuentro de dos culturas, que tan distintas entre sí; pero que lograron encontrar un punto de encuentro con sus muertos.

De esta manera, hace más de 500 años se festejaba el Mijkailjuitl el cual era un evento sagrado e importante de los aztecas, donde se hacían sacrificios humanos para ofrecer su sangre derramada para seguir teniendo fortaleza, se hacía en un nicho decorado con los cráneos humanos.

Pero a su vez, el reconocimiento con alegría que se hacía al muerto era de la misma importancia, al ver esto los europeos observaron la fuerza con que se festejaba a sus muertos y no tardaron en encontrar similitudes con sus propias costumbres y tradiciones que fueron mezclándose.

«A nosotros nos conquistaron con armas; pero nosotros lo hicimos con el amor que tenemos a la naturaleza, a la gente y a la muerte que nos acompañará en todo momento» dijo.

En este encuentro y reconocimiento de semejanzas, comienza el sincretismo, donde la unión del cristianismo con lo indígena crean una tradición con elementos combinados, un altar que posee la estructura que permite tener la contabilidad de las etapas de la vida, es decir, los cuatro pisos del altar representan una vida a los 13, 26, 39 y 52 años de edad, pues anteriormente estos eran los cumpleaños indígenas.

Comentó que mientras el cristianismo aportó el altar, las velas, los santos, los indígenas aportaron las etapas de la vida, el ocote, el xoloscuincle que es el guía espiritual hacia el otro lado, la comida, la flor y la danza, porque el mensaje que hay detrás es «amor y esperanza para todos, toda una vida».

Antes de agradecer la explicación surgió la duda de dónde provenía el nombre, él respondió «¡Ah! lo que ustedes hacen el Sanctorum; pero al decirlo en latín, los ancestros no sabían pronunciarlo, y trataron de repetirlo y dijeron ¡Ah, Xantolo! Y fue así que quedó».

 

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