Fotografía: Edén Torres
La creación de máscaras de madera es un oficio que deriva de una tradición ancestral de los pueblos y comunidades indígenas para preservar y fomentar el festejo del Día de Muertos, mejor conocido como el Xantolo, pues sin ellas los bailarines de las cuadrillas no podrían engañar ni huir de la muerte al ritmo del son huasteco.
El artesano hidalguense de la comunidad de Huexotitla del municipio de San Felipe Orizatlán, Sabino Hernández Hernández, refirió que tiene 40 años en el arte del tallado de madera que desarrolló porque cuando cursaba de niño la primaria les dejaban hacer manualidades y fue ahí donde le tomó gusto.
Ya que él hacía sus juguetes como el trompo, yoyo, balero o carritos; pero como en aquella época sus padres carecían de los recursos económicos suficientes para seguir pagando sus estudios decidió perfeccionar la habilidad con la cual nació, fue así como se inspiró para crear las máscaras que se usan por las cuadrillas de bailarines.
Estas máscaras representan a las personas que ya fallecieron y como se dice que durante el Día de Muertos las almas regresan a visitar a sus familiares, es necesario tener un altar listo, por ello en la Huasteca es que los familiares se disfrazan para ir a las casas a bailar al ritmo de los sones para recibir dinero o productos en especie que permitan levantar la ofrenda.
De este modo para elaborar las máscaras usa la Erythrina herbácea que es un pequeño árbol mejor conocido como árbol de pemuche, colorín, pichoco o machete, donde el tronco se talla, se lija y se pinta, por lo que este proceso que va desde el tronco a la máscara puede tardar hasta 3 días.
Por otro lado comentó que de este árbol no solo se hacen máscaras, sino que la fruta también es comestible pues se prepara con frijoles y epazote o con chorizo huevo, además de que la cáscara sirve para hacer medicina.
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