Fotografía: Especial 

 

La lactancia materna previene a los bebés de cualquier infección eso influye en la enfermedad provocada por el SARS-Cov-2, por lo que es importante continuar con la promoción de esta actividad, pues hasta el momento no se ha encontrado el virus activo del COVID-19 en la leche de ninguna madre, así lo afirmó Alejandra García González, especialista en nutrición de la Secretaría de Salud estatal.

“No hay evidencia científica que  el virus del COVID-19 se puede transmitir por el conducto parenteral, es decir que a través de la leche materna ingerida por el menor de edad, por lo que es importante no dejar de practicar esta actividad nutricional”, destacó.

Ante los contagios por el virus donde se han infectado mujeres que practican la lactancia, García González, recomendó seguir las medidas sanitarias, como el lavado de manos antes de tener contacto con el bebé o de extraer la leche materna, utilizar una bata o ropa limpia mientras amamanta, usar cubrebocas y evitar tocar la boca o nariz del menor.

Mencionó que si la madre ha sido confirmada con COVID-19 o se encuentra bajo sospecha, no debe interrumpir la lactancia, aunque debe de reforzar las medidas higiénicas para prevenir el contagio al lactante.

Insistió que no se debe dejar de practicar la lactancia materna en medio de la pandemia que se vive por el COVID-19, al contrario, destacó que la leche extraída del seno materno tienen más beneficios que contraindicaciones.

Recalcó que está demostrado que amamantar mejora la supervivencia de los neonatos y lactantes, además de que proporciona beneficios para su salud, su desarrollo y crecimiento, además de que trae diversos beneficios para la madre.

Agregó que la lactancia materna se debe practicar desde la primera hora de nacimiento del bebé y hasta los seis meses de manera exclusiva debido a que no es recomendable que consuma algún  otro tipo de alimentos o probaditas incluso agua o tés, pues la leche está compuesta por el 90 por ciento de agua, por lo que es suficiente  para satisfacer las necesidades de líquidos, vitaminas y minerales.

Detalló que a partir de los 6 meses se complementa con otro tipo de alimentos, además dijo que se está practica su puede continuar hasta los 2 años o más en caso de que la madre y el bebé así lo quieran.

Por último, explicó que el calostro es una leche de color amarillo que contiene muchos nutrientes que son recomendables para el menor, posteriormente, la leche cambia su composición  y aunque tiene menos grasa y proteínas sigue siendo suficiente para lo que el bebé requiere.

 

 

SJA