Fotografía: Especial

 

Hace apenas unos días, Katalin Karikó y Drew Weissman, creadores de la nueva vacuna contra el Covid-19, se juntaron de nuevo para recibir la primera dosis de BioNTech.

“No me causa ningún miedo. Si no fuera ilegal ya me habría inyectado en el laboratorio, pero a mí siempre me ha gustado seguir las normas”, explicó en entrevista la científica húngara que ya candidatean para el Nobel de Química de este año.

“La vacuna protege apenas diez días después de la primera dosis, cuando la protección es del 88,9 %. Con la segunda dosis aumenta al 95 %. Hay algo muy importante. Hemos sacado sangre a los vacunados en los ensayos clínicos y hemos creado réplicas de todas las variantes del coronavirus que hay por el mundo. La sangre de estos pacientes, que contiene anticuerpos, ha sido capaz de neutralizar 20 variantes mutadas del virus”, dijo a la prensa.

“Estas vacunas nos van a sacar de esta pandemia. En verano probablemente podremos volver a la playa, a la vida normal. Y con más de 3 mil muertos diarios en EU no me cabe duda de que la gente se va a vacunar. Especialmente los mayores”, opinó.

La nombrada “madre de la vacuna contra el Covid-19” pasó 40 años trabajando en la sombra y desarrollando avances claves para las inyecciones de Moderna y BioNTech.

Durante la década de los noventa nadie apoyó la idea de Karikó: hacer tratamientos y vacunas basadas en la molécula del ARN, exactamente la misma que usan las de Moderna y BioNtech contra el coronavirus.

 

Con información de El País

 

FMS