Fotografía: Especial
En presencia del Pbro. José Esteban Ortiz Bustamante y de autoridades civiles, la parroquia de San Miguel Arcángel recibió este viernes un óleo sobre tela que fue restaurado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La pintura de caballete corresponde a Santa Quiteria, obra de 1.62 centímetros de alto y 99 centímetros de ancho, propiedad de la parroquia de Acatlán, Hidalgo, perteneciente a la Arquidiócesis de Tulancingo.
A la recepción de la obra de arte sacro acudieron además representantes de la comunidad parroquial y una asociación civil promotora del rescate y restauración del inmueble agustino que data de 1545.
La solicitud de valoración y restauración fue hecha en agosto de 2019, por el entonces párroco, Pbro. José Luis García Romero, la cual obtuvo respuesta apenas días después.
No obstante, debido a la contingencia sanitaria por la pandemia del Covid-19, el proceso se retrasó y la imagen, ya restaurada, fue devuelta hasta este viernes 11 de marzo de 2022.
La restauración de la imagen de Santa Quiteria estuvo a cargo de la doctora Virginia Carrasquel Meléndez, quien explicó parte de su trabajo que requirió sobre todo un profundo trabajo de limpieza.
Asimismo, puntualizó detalles de la obra como tonalidades que representan la presencia de Dios, la figura de un perro con rabia que pudiera representar la presencia del demonio y otras características de la vida de Santa Quiteria.
El padre José Esteban Ortiz agradeció la presencia de autoridades civiles, de la restauradora y de la representación del delegado del INAH, al tiempo que entregó por escrito la solicitud para una nueva valoración y restauración.
Se trata de la imagen de San José y el Niño Dios, propiedad de la parroquia de San Miguel Arcángel; el INAH procedió a la firma de recepción y emitirá una respuesta en días posteriores.
La obra de Santa Quiteria fue resguardada en el claustro de la parroquia de San Miguel Arcángel.
Santa Quiteria es considerada como la sanadora de la rabia, celebrada en Toledo (España), así como en algunas regiones de Francia y Portugal; su fiesta se celebra el 22 de mayo.
En la representación lleva su cabeza en las manos; el demonio es representado como un perro rabioso con la lengua fuera de la boca; posee también un corte al cuello, las cadenas y la espada o cuchillo referentes a su martirio, simbolizado por la rama de palma que porta.