Fotografía: Nelly Téllez
Como parte de la tradición católica, este domingo fue el último de cuaresma y se llevó a cabo el Domingo de Ramos, día en que las y los feligreses compran sus ramos de palma para bendecirlos y así celebrar la entrada de Jesucristo a Jerusalén.
Las y los artesanos se dieron cita a las afueras de las iglesias para exhibir las palmas en diversos tamaños, e incluso presentaciones, para que la gente pudiera adquirir el que mejor se ajustara a sus bolsillos, por lo que los precios oscilaban entre los 15 a 70 pesos, unos eran sencillos, otros estaban decorados y de igual manera, se diseñaron algunos crucifijos con este material.
Con esta actividad, finaliza la Cuaresma, que dio inicio con el miércoles de ceniza, y de esta manera comienza la Semana Santa, donde se recuerda los últimos momentos que vivió Jesús de Nazaret, Hijo de Dios, por su paso por la tierra, antes de morir en la cruz para pedir el perdón de los pecados.
Al preguntar entre las y los creyentes católicos qué pasaba después de bendecir las palmas por el Padre, se tuvo una coincidencia en que la costumbre dicta que se debe de colocar detrás de la puerta para proteger la casa durante todo el año, mientras que la otra versión es que se debe colocar a un lado de un crucifijo.
También comentaron que anteriormente, cuando se suscitaban lluvias muy fuertes, estas palmas se solían sacar al patio para evitar afectaciones por el agua y pedir que parara la lluvia.
Estas palmas posterior a un año, son entregadas en las iglesias para que sean quemadas para que las cenizas que se obtengan, se usen durante la próxima Cuaresma, y así comenzar un nuevo ciclo para renovar la fe.
ECRL