Fotografía: Nelly Téllez

 

No importa cuánto traten los vivos de olvidar una leyenda por el simple hecho de su origen cruel y trágico, a veces es la leyenda la que se niega a morir, es el espíritu el que se aparece de vez en cuando ante ciertas personas para recordarles que simplemente hay realidades que escapan al ojo humano, y eso mismo pasa con “El niño” que vive en el Museo del Ferrocarril en Tulancingo de Bravo.

Hay visitantes que pese a desconocer la historia afirman que un niño, más por su baja estatura que por las propias facciones, se puede ver sentado entre los espacios del museo, caminando tanto fuera como dentro del edificio para minutos después desaparecer en la nada y sin dejar rastro alguno.

Ante este suceso inusual la gente comienza a preguntar por el niño al que solo lo ven desaparecer y esfumarse en el inmueble o porque le quieren brindar una mano amiga en caso de que se haya perdido, a lo que la única respuesta que reciben es que es el espíritu que ahí permanece desde hace muchos años en calma.

Muchos optan por asentir sorprendidos y no preguntar más, aunque en sus ojos se percibe la duda y recorren cautelosamente todo el espacio solo por si acaso. Mientras que otros optan por preguntar su historia, quieren conocer los motivos por los cuales esa alma ha decidido no cruzar al otro mundo.

La respuesta que reciben es que justo cuando se edificó la estación, lo que ahora alberga todo el acervo del museo, había un niño o tal vez un hombre de baja estatura que quedó tan fascinado de los trenes que decidió pasar mucho tiempo ahí hasta que en una noche, no se sabe si se quedó dormido o estaba en las vías caminando cuando un tren se lo llevó hasta causarle la muerte.

No obstante, esto no fue motivo suficiente para que el alma de esta persona no dejara de estar fascinada con las vías y la maquinaria, por el contrario, decidió permanecer y velar por este espacio que guarda no solo objetos de aquella época en la que el ferrocarril era el medio de transporte por excelencia, sino también preserva su arquitectura a pesar de los años.

 

SJA